Nuestro hotel... nuestra casa.

A pocas cuadras de la plaza de Fiambalá nos encontramos con la imponente casa de la familia del Pino.

Rodeada por centenarios olivos esta importante casa es de las primeras construidas en la zona, su fecha de construcción data del año 1830.

Sus gruesas paredes de adobe, techos de caña y barro y enormes puertas de algarrobo nos transportan al siglo XIX. Desde afuera sorprende el tamaño, fiel a su época, extendiéndose a lo largo de una cuadra. Una vez en su interior nos encontramos con una eterna galería en la cual se exhiben tesoros de antaño: Tinajas de más de 100 años de antigüedad, enormes placares de madera delicadamente tallados, camas con sus cabeceras de bronce.

No basta con recorrerla una vez ya que con cada mirada se descubren nuevos detalles. Por esta casa desfilaron importantes personalidades como quien ha sido en una oportunidad presidente de la nación Antonio del Pino.

Actualmente, la casa fue sutilmente restaurada y cuenta con todas las comodidades para alojar a los huéspedes más exigentes sin perder su mística y encanto colonial, siendo el único hotel boutique en la zona con esas características. Es imposible resistirse a degustar un buen vino en su salón de estar, sentarse en la galería a disfrutar de un libro durante la siesta o alojarse en una de sus habitaciones de altos techos. Su jardín lateral parece ser el lugar ideal para sentarse por la tarde a observar como el sol pinta de dorado las montañas al ponerse sobre la cordillera de los Andes. Ya sea para alojarse, recorrerla, visitarla, tomar fotografías o escuchar las historias que sus dueños regalan, la Casona del Pino, sin lugar a dudas es un lugar a visitar en Fiambalá.